Muchas veces los revolucionarios nos hemos jactado en que vivimos promoviendo todos los días el pensamiento crítico, como nuestra herramienta más valiosa a la hora de hacer revolución. Buscamos el dialogo y el debate abierto entre nosotros e incluso entre nosotros y quienes no simpatizan con el cambio. Usamos redes sociales para lo mismo, como el twitter, y los muy queridos blogs. Por consiguiente: ser revolucionario no solo significa tener puesta una franela rojita del PSUV e ir a mercal a comprar, y repetir todos los días, incluso hasta cuando estás rascado, esto solo ocurre en socialismo. Ser Revolucionario amerita la enorme responsabilidad de tener necesidad de conocimientos, teorías del socialismo. Conozco a muchos socialistas que tiemblan cuando oyen la palabra comunismo. Conclusión: No son socialistas un coño de madre.
Conocer qué es el socialismo de pies a cabeza, las ramas del socialismo, la relación entre comunismo y socialismo, e incluso conocer que coño fue lo que dijo Adam Smith en La Riqueza de las naciones es algo terriblemente escensial para ser revolucionario. Muchas veces he oído revolucionarios diciendo que eran capitalistas porque tenían que trabajar. Tiemblo dentro de mí mismo cuando escucho personas que están de acuerdo con el proceso de cambio en el país. ¿Qué estamos buscando? ¿Por qué estamos permitiendo que existan mentes que no conozcan los fundamentos básicos de lo que están viviendo? Fallas, enormes fallas, en el sistema educativo podría ser la respuesta. La revolución no puede consistir en un sistema de respuestas a lo que plantean los escuálidos, o respuestas a todo lo que haya sido destruido durante la cuarta. Es necesario construir un nuevo sistema, cuya cabeza sea la educación. Pero una nueva, auténtica y genuina educación. Los claustros universitarios de toda la vida sólo han conseguido mentes quemadas, y con poco pensamiento crítico o sin él. No estoy diciendo que los egresados de todas las generaciones sean robots, solo digo que las universidades, muy lejos de promover el pensamiento crítico, han golpeado las mentes de los estudiantes a sus pupitres, obligando a sus víctimas-estudiantes a adecuarse a lo que profesores-eruditos omniscientes es verdad absoluta. La creación de universidades socialistas han intentado luchar contra eso, pero han caído en lo mismo.
Remontarme al sistema de educación griego es esencial para continuar mi viaje por mi conciencia. Muchas veces me he pintado una plaza congestionada de filósofos en toga debatiendo el por qué la tierra es el centro del universo. Y los jóvenes como nosotros oyendo atentamente e interviniendo con educación cuando necesitamos despejar una duda. De más está decir que los filósofos allí exponiendo, como Roberto Hernandez Montoya, Carlos Escarrá, e incluso ¿por qué no? Paul Gillman, dándonos la palabra a la juventud. ¿Útil no sería eso para criar pensamientos críticos? la juventud de mi generación regaló su mente a su BlackBerry y a las Smirnoff de la Tasquita en Chacao. Es triste ver que, por ejemplo yo, no puedo tener un debate con una persona de mi edad.
Ahora, Por nuestra parte, el gran problema que yo diagnostico con respecto a la revolución, es no darle la verdadera importancia a la lectura, que no es más que el alimento de la mente. Trascendente es que nuestra gente conozca quién fue Iosif Stalin y cual fue su papel a la hora de desmantelar el proyecto de su mentor Lenin. Necesitamos Revolucionarios capacitados, y no una máquina de Slogans, o de casualidad no nos estamos dando cuenta que si seguimos usando la materia gris de nuestra gente, nos seguiremos acercando a ser la directa competencia de los partidos de oposición. Esto no es una competencia señores, este es el proceso de cambio de nuestro país, si es que es verdad que queremos encaminarlo al , utópico para muchos, comunismo.
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